¿Cómo algo inmaterial puedo hacernos más daño que un puñetazo en la cara?
Hablo de las palabras, no solo las que se escupen, también las que se dicen sin querer, pero todas ellas se clavan, como puñales de acero ardiente, hasta el fondo de nuestra piel.
Cuidado con esas palabras, que un día salen de la boca para llegar a nuestros oídos y retumbar en nuestros adentros hasta martirizarnos. Ellas vuelan libremente, fugadas de inconscientes bocas que las dejan escapar. Y por el camino crecen y crecen, y se tergiversan, volviéndose aun más afiladas.
Y cuando llegan y nos golpean fuerte nada podemos hacer, más que taparnos los oídos e ignorarlas, respirar profundo, y en lugar de escucharlas tragarlas y digerirlas. Y cuando por fin acaba esa digestión pesada te sientes bien, en paz contigo mismo y feliz por haber sido capaz de ignorarlas y no haberte dejado derrumbar por el golpe.
¡Venir palabras venir! ¡Que el escudo de la ignorancia es más fuerte que vuestro acero afilado!
¡Venir palabras venir! ¡Que el escudo de la ignorancia es más fuerte que vuestro acero afilado!
2 comentarios:
Hola!! acabo de descubrir tu blog, llevo un rato leyendo y lo cierto es que me encantaaa!! Te comentaría en todos los post que tienes pero me haría un rato pesada jeje!!
Con tu permiso, volveré!
Un beso bloguero!!
Tienes permiso para volver cuantas veces quieras ;)
Yo he curioseado un poco tu blog, y me da a mi que también tienes una "mujer invisible" interior!! jaja xD Lo leeré con calma!
Bienvenida! :)
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