No se muy bien a santo de qué el otro día pensaba en mis profesores. En las personas que se ocuaparon de mi educación durante tantos años de mi vida (además de mis padres claro...). Aquellos que con tanta paciencia me vieron crecer compartiendo conmigo sus conocimientos con cariño.
Creo que ser Maestro es una gran profesión. Cada día más difícil de ejercer todo sea dicho! (caray, qué junventud!) pero muy gratificante en gran medida.
No obstante hay algo que si yo fuera Maestro me encantaría saber. Y es qué fue de aquellos niños y niñas que vi crecer y un día se marcharon para nunca más volver. ¿Realmente les serviría todo lo que yo les intenté transmitir?¿ Tubieron éxito en sus vidas? ¿Fueron felices?
Cuando acabé el Bachillerato, mi profesor de historia del arte me insistió durante una semana para que me apuntara a la selectividad. Yo no tenía pensado examinarme puesto que no iba a estudiar ninguna carrera.
El último día de las inscripciones, una hora antes de que se acabara el plazo, me cogió por banda y me dijo "inténtalo, no pierdes nada, no estudies si no quieres, pero haz el examen". Y me apunté. Y lo hice. Y no estudié! Pero abrobé!!!
Hoy por hoy, viendo que todos mis amigos que por unos motivos o por otros dejaron sus estudios en su momento, se están volviendo a poner a estudiar, yo doy gracias por haber hecho ese examen y tener esa puerta abierta, que si bien aun no la he utilizado, tengo la llave, la vida es muy larga.
Pero seguramente ese profesor no lo sabrá nunca. Tampoco mi profesora de catalán, que tanto se esforzó conmigo y los "pronoms febles" para que finalmente hable y escriba catalán mejor que muchos catalanes! (no soy catalana de nacimiento ni lo hablo en mi casa). O mi tutor de la EGB que me inculcó fantásticos valores morales.
Por todo eso y mucho más, a ellos y a otros que no he mencionado ¡les estoy muy agradecida! ¡Pero ellos no lo saben!
Quizás un día me de una vuelta por mi antiguo instituto ;) Y quizás todos debiéramos de hacer lo mismo! ^^
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